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La participación, una herramienta clave para combatir la polarización

Vivimos en una sociedad que avanza hacia el individualismo. Parece que cada vez es más difícil acercar a la ciudadanía a afrontar responsabilidades colectivas yque las comunidades se están debilitando. Las formas de fomentar la participación también se están adaptando a los nuevos tiempos: la participación digital, por ejemplo, ofrece a la ciudadanía la oportunidad de transmitir su opinión o votar con un clic desde casa. Esta fórmula puede ser masiva, cómoda y ágil, y sin duda tiene grandes potencialidades que debemos aprovechar.

Pero, ¿hasta qué punto ayuda a fortalecer, activar y empoderar a las comunidades? ¿O a tender puentes entre comunidades diversas? Las expertas y expertos en comunicación hablan de que las redes sociales están generando un efecto de caja de resonancia. Y es que la tendencia actual de la comunicación digital es que la ciudadanía recurra a contenidos que refuerzan sus opiniones. Esto ahonda en sus propias creencias, evita el diálogo entre diferentes individuos y aumenta la polarización. ¿Fomentar la participación sin espacios compartidos entre la ciudadanía no corre, tal vez, el riesgo de producir el mismo efecto?

Los procesos de participación ciudadana han sido históricamente un punto de encuentro entre gente diversa, porque los barrios, las escuelas, los pueblos son diversos y la afinidad une a los individuos. En estos marcos se dan debates, puntos de vista y argumentos entre diferentes, generando así una mejor comprensión de la realidad de los demás y el fortalecimiento de la comunidad. Sin conocimiento mutuo y diálogo, no hay comunidad y no existe un futuro común.

Estamos viviendo tiempos convulsos y complejos debido a los retos ecosociales que tenemos por delante. La ciudadanía, las comunidades, deben ser protagonistas de estos procesos de transformación a través de procesos participativos reales y eficaces. Para ello, es necesario construir espacios seguros para el intercambio de experiencias y perspectivas, promover la reflexión compartida y canalizar la toma de decisiones colectivas. Para que el camino se pueda recorrer de forma conjunta, también es vital crear nuevos modelos de relación entre las instituciones públicas y la ciudadanía.

Que la participación ciudadana sea la forma de dibujar colectivamente el futuro.